Concentración del sector de comercio contra la desregulación de los horarios comerciales

La primera concentración ha tenido lugar este domingo, 26 de marzo, en Sevilla. Para UGT, el aumento de aperturas comerciales en domingos y festivos elimina la posibilidad de conciliar la vida laboral personal y familiar, por eso ha tenido lugar la concentración, para reivindicar no más desregulación de horarios comerciales, ni más aperturas en domingos y festivos. Para UGT, así es imposible la conciliación de la vida familiar personal y laboral.

FESMC-UGT Sevilla, en palabras de su secretario general, Enrique Jiménez subraya que “la desregulación de los horarios comerciales sólo beneficia a las multinacionales, haciendo casi imposible competir al pequeño y mediano comercio; esto supone la desaparición a medio plazo de un formato comercial que ha supuesto desde siempre la vida del centro de ciudades y barriadas”.

“Ahora que la sostenibilidad es cada vez una necesidad más acuciante, no tiene sentido acabar con el comercio de proximidad en el que las condiciones de trabajo son claramente mejorables. Aun así mucho mejores que el empleo precario que ofrecen las grandes compañías” añade.

Enrique Jiménez insiste en que “aumentar la zona de máxima afluencia turística, no hará más que avanzar en la desertización del comercio en el centro de las ciudades y por ello,  deberíamos recordar como las grandes compañías hace unos años coparon los inmuebles del centro aumentando el valor de la superficie comercial al punto de asfixia del pequeño comerciante que vio como su medio de vida se desvanecía al no poder afrontar el pago de los gastos de alquiler. Ahora aquellas empresas se van del centro. Ubicando su negocio en centros comerciales periféricos, donde el uso del vehículo particular no sea obstáculo”.

En la misma línea, el responsable del Sector de Comercio de FESMC UGT Sevilla,  Alberto Martínez, ha señalado que “en UGT entendemos que la política ha de ofrecer soluciones sostenibles de crecimiento y eso no se consigue desregulando ni dando carta blanca a las grandes compañías, facilitándoles  el crecimiento a costa del pequeño comercio, empobreciendo con ello la oferta a la ciudadanía y perjudicando gravemente a las personas trabajadoras y sus familias; es decir,  por partida doble; precarizando condiciones de trabajo y eliminando empleo tanto en el comercio como en la industria autóctona, puesto que es el comercio tradicional el que da salida a los productos de nuestra tierra”.