UGT denuncia la discriminación institucional de 150.000 profesionales del sector taurino

El sector taurino de nuestro país es mucho más que un puñado de rostros conocidos por la opinión pública a través de los medios de comunicación. Lo integran aproximadamente 150.000 personas (banderilleros, matadores, rejoneadores, novilleros, mozos de espada, picadores…) que están viviendo una situación dramática en estos días, como consecuencia del abandono legal y de cobertura protectora que está realizando el Ministerio de Trabajo y Economía Social.

Desde UGT -y sin entrar en cuestiones ideológicas, morales o éticas, pues no es nuestro papel como organización sindical- queremos recordar que el sector taurino es un importante sector productivo de carácter transversal que influye sobre 103 actividades económicas que van desde la cría ganadera hasta la hostelería y la restauración, fijando población principalmente en la economía rural, con un impacto en nuestra economía de 4.150 millones de euros, representando el 0,36% del PIB (datos de 2017).

Tal abandono se concreta en la obstinada, por reiterada, denegación de la prestación extraordinaria para artistas de espectáculos públicos.

Prestaciones extraordinarias por la pandemia

Prestación extraordinaria que aparece regulada en el Real Decreto-ley 17/2020, de 5 de mayo, por el que se aprueban medidas de apoyo al sector cultural y de carácter tributario para hacer frente al impacto económico y social del Covid-2019. En él se recogen prestaciones extraordinarias dirigidas al colectivo de artistas en espectáculos públicos. Entre ellos, las personas trabajadoras del sector taurino, incluidos en esa categoría de artistas por el Real Decreto 1435/1985, de 1 de agosto.

Este derecho legal a la prestación está siendo denegado de manera reiterada por las oficinas provinciales del SEPE porque, estiman, que las personas trabajadoras del sector taurino no son artistas y que no se encuentran ubicados dentro del sector cultural o, incluso, llegando a indicar que estas prestaciones no son “para toreros”.

Estos profesionales son integrantes del sector cultural, laboralmente en similar circunstancia que los profesionales de la música o la interpretación que, si bien son personas trabajadoras por cuenta ajena y están dentro del régimen general, es decir, no son autónomos, realizan su trabajo en un día, siendo sus contratos de alta y baja en la fecha de cada actuación sin tener una relación laboral continuada con empresa alguna. Singularidad ésta que ha sido avalada, reiteradamente, por la jurisprudencia del Tribunal Supremo.

Para UGT, un asunto laboral

Ubicarse en una posición de presunta autoridad moral para, desde ella, justificar la discriminación de un colectivo de personas trabajadoras es inaceptable. Hoy se materializa en este colectivo, y con la misma lógica, mañana podrían hacerlo con cualquier otro. Mientras la tauromaquia sea una actividad legal en este país, UGT defenderá los derechos de sus trabajadores y trabajadoras.

Desde UGT denunciamos públicamente esta discriminación arbitraria por parte del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Vaya por delante que lamentamos los incidentes que se están ocasionando en los últimos días por parte de algunas personas trabajadoras del sector taurino, personas que, desesperadas por su situación económica, entendieron que no había otra salida que la del desahogo de la protesta y el insulto.

UGT no justifica esta forma de actuar, si bien apoyamos sus demandas y comprendemos la angustiosa desesperación de las familias afectadas que, con impotencia, ven cómo se les discrimina, cómo se les niega unas prestaciones a las que tienen derecho, cómo se les está empujando a las colas de los comedores sociales. Todo ello, por una motivación ideológica que nada tiene que ver con su responsabilidad como gestores públicos de la materia laboral y de protección social.

Trabajadores con derechos

Los banderilleros, matadores, rejoneadores, novilleros, mozos de espada y picadores no son ni millonarios ni gente que reclama subvenciones. Son honradas personas trabajadoras que reivindican unas prestaciones extraordinarias aprobadas por el Ministerio de Cultura y a las que tienen derecho. Unas prestaciones que necesitan como cualquier persona trabajadora del sector artístico cultural que no pueden ejercer su profesión, que necesitan, sencillamente, sobrevivir.

Es urgente y necesario que desde el ámbito ministerial se aclare esta situación y, con argumentos, se trabaje para no dejar atrás a ninguna persona trabajadora. No estamos en tiempos de abandonar a centenares de familias, personas que cumplen con sus obligaciones ciudadanas. No se ha de jugar con una profesión por el simple hecho de primar la ideología sobre la legalidad, la norma y el orden jurídico.

UGT defiende la transformación de la sociedad bajo principios de solidaridad, justicia e igualdad. No hacerlo bajo estas reglas sería una involución histórica y un fraude para las generaciones venideras que no debemos consentir.