Opinión

Sergio Picallo | Responsable Sector Limpieza y Seguridad de FeSMC-UGT

Sergio Picallo | Responsable Sector Limpieza y Seguridad de FeSMC-UGT

Esenciales

Los profesionales de la limpieza, la seguridad y los servicios auxiliares fuimos esenciales en los momentos más difíciles de esta pandemia, pero ahora nos vemos ante una siniestra forma de reconocimiento: recortes, despidos y precarización de nuestro trabajo.

Quién iba a imaginar hace tan sólo unos meses la fuerte sacudida que nuestro sector de limpieza, seguridad y servicios auxiliares iba a recibir como consecuencia de una pandemia que aún tiene en vilo al país y al mundo entero. Quién imaginaría entonces que la importancia de nuestro trabajo, nuestra profesionalidad y nuestra responsabilidad iban a tener que verse resaltados lamentablemente en un momento en el que el conjunto de la sociedad española entraba “en pánico” por el avance despiadado de un virus que nos ha tocado a todos de una u otra manera y que ha segado la vida de muchas personas de forma repentina y cruel.

Desde el inicio de la pandemia, la limpieza, la seguridad y los servicios auxiliares fueron considerados como servicios esenciales y por lo tanto debían mantener su actividad pese a los riesgos que esto pudiera suponer para ellos mismos y sus familias. Así lo hicimos. Frenar la pandemia necesitaba que respondiéramos con profesionalidad frente a este reto y hemos estado a la altura, sobradamente.

Pero, quién iba a imaginar que esto nos iba a tocar hacerlo en muchos casos con ausencia de medios de protección suficientes o, como ha sucedido en muchos de los hospitales en los que la situación ha sido dramática, que se nos iban a negar los mismos equipos que eran entregados a otros colectivos con los que compartíamos espacio y riesgo. Quién podría imaginar que sólo recibiríamos por ello algún excepcional aplauso o reconocimiento de los muchos que, por supuesto merecidamente, otros profesionales han recibido.

Primera barrera de contención del virus

Quién podría imaginar que iba a ser tan difícil hacer entender a empresas, clientes y responsables políticos que nuestras peticiones debían ser tenidas en cuenta porque éramos la primera barrera de contención del virus, limpiando e higienizando, manteniendo la seguridad y las medidas excepcionales decretadas, “manteniendo el tipo” en los centros de trabajo, los hospitales, los medios de transporte, o los centros de distribución de alimentos, mientras el resto de la sociedad aguardaba confinada en sus casas a que escampara la tormenta.

Pese a todas las dificultades, pese al miedo, pese al riesgo, pese a los dramas personales y a la incomprensión, miles y miles de compañeras y compañeros de limpieza, de seguridad y de servicios auxiliares han sabido estar a la altura de las circunstancias mientras otros ni tan siquiera eran capaces de reconocérselo desde su seguro confinamiento en sus domicilios o en sus despachos.

Resultó que éramos “esenciales”. Que cuando venían muy, pero que muy mal dadas y el agua nos llegaba a todos al cuello, un Real Decreto venía a reconocer lo que nosotros y nosotras ya sabíamos. Somos “esenciales” para un Estado que ha sido el principal precarizador de nuestras condiciones laborales, permitiendo que los contratos públicos se conviertan en guaridas de empresas incumplidoras, permitiendo recortes, despidos, impagos y constantes incumplimientos en infinitas ocasiones. “Esenciales” para un Estado incapaz de resolver que la limpieza se incluya de una vez por todas entre los sectores para los que los criterios de calidad deben ser tenidos en cuenta por encima del precio, de cara a la adjudicación de contratos públicos.  “Esenciales” aquellos y aquellas que nos exponemos permanente a las agresiones por garantizar la seguridad de todos, sin que ningún responsable político se ponga ni colorado, cuando agresión tras agresión les exigimos mayores medios y protección jurídica para los profesionales de seguridad privada. “Esenciales” los auxiliares de servicios que  trabajan por el salario mínimo sin un convenio colectivo sectorial que regule sus condiciones, ni tan siquiera su derecho a la subrogación y el mantenimiento de su empleo. Fundamentales y esenciales, sí, pero sólo cuando aprietan los zapatos, sólo mientras llegaba a haber más de 800 muertes diarias por el virus. Los humildes y olvidados trabajadores y trabajadoras de nuestro sector, hicimos lo que teníamos que hacer, cumplir.

Después de la tormenta, los recortes

Por eso hemos dicho siempre que esto no va de héroes, ni de aplausos, ni tan siquiera del mínimo reconocimiento a nuestra esencial labor. Esa parte más emocional la tenemos cubierta entre nosotras y nosotros mismos, entre nuestras familias. Esto va de derechos y de exigir las condiciones de trabajo que nos merecemos, ahora y después de la crisis. Lo que nadie podría imaginar es que cuando tocara empezar a levantar las persianas de los negocios, una vez controlada la mortal pandemia, íbamos a llevarnos, no el reconocimiento, sino el desprecio de las administraciones y los principales clientes de nuestro país.

Quién habría imaginado que cuando el zapato aflojara, íbamos a ser los profesionales de la vigilancia, la limpieza o los servicios auxiliares los primeros colectivos entre los que se plantearan recortes, reducciones o cancelación de contratos, poniendo en riesgo miles de puestos de trabajo y la salud o la seguridad de los usuarios. Pues lamentablemente esto es lo que está sucediendo.

Son numerosas las informaciones que nos llevan a prever que grandes clientes de nuestro sector pretenden hacernos sufrir también el impacto de la pérdida de empleo y de la precarización aún mayor de nuestras condiciones laborales. Preparémonos, porque nos va a tocar pelear, y mucho. Preparémonos para señalar y denunciar a quienes tan fácilmente olvidarán la importancia que tenemos para la salud y la seguridad de sus usuarios, para exigir que se incorporen el cien por cien de las plantillas incluidas en los ERTEs, porque esta es la única forma de garantizar que nuestro trabajo se realiza en las condiciones de salud y de seguridad necesarias.

Después del duro golpe del COVID, nos enfrentaremos también al de la decepción y el desengaño que nos vendrá de los gobiernos, las empresas y los clientes. Pero preparémonos para ello desde una posición reivindicativa, porque será ahora cuando nos quieran pagar nuestros servicios prestados con recortes, con precariedad y con despidos que pretenderán compensar con los aplausos y el reconocimiento que en su día nos negaron. Hagámoslo con la misma fuerza y coraje con la que hemos afrontado esta dura situación, ahora que vendrán nuevamente a por nuestros derechos. Defendámoslos y exijámoslos desde la reivindicación de nuestra labor esencial.  La limpieza, la seguridad y los servicios auxiliares hemos estado en primera línea de la batalla contra el virus, ahora toca que lo estemos para la defensa de nuestros derechos. Cientos de miles de profesionales de nuestro sector volveremos a estar a la altura, que a nadie le quepa duda.