UGT reclama la liberación de los sindicalistas encarcelados en Bangladés

Una delegación del sindicato entrega una carta en la embajada bangladesí solicitando el cese de la represión sindical.

Una nutrida representación de UGT –compuesta por representantes de FeSMC y FICA– presentó el pasado viernes una carta de protesta en la embajada de Bangladés para reclamar el fin de inmediato de la persecución que padecen los trabajadores de la confección y los dirigentes sindicales de aquel país. Dicha acción se enmarca en una ambiciosa campaña puesta en marcha por UNI Global Union, organización internacional que representa a más de 20 millones de trabajadores de más de 900 sindicatos.

Desde el 21 de diciembre de 2016, tras una semana de huelgas y manifestaciones organizadas por los trabajadores y trabajadoras de la confección de Bangladés para exigir salarios más altos, las autoridades del país procedieron al arresto y detención de al menos 26 dirigentes sindicales y defensores de los derechos de los trabajadores. 

Los acontecimientos de diciembre y el actual clima de represión de los sindicatos suponen un alarmante retroceso para Bangladés. Los salarios en el sector de la confección se cuentan entre los más bajos del mundo, mientras que el costo de la vivienda, los productos básicos y la atención médica están en aumento. El salario mínimo mensual, que asciende actualmente a 5.300 BDT (67 USD) no se ha incrementado desde 2013, mientras que el costo de la vida ha aumentado significativamente para los trabajadores. El Gobierno bangladesí y los propietarios de las fábricas de prendas de vestir utilizan la huelga como excusa para reprimir al movimiento sindical. Los empleadores respondieron a la huelga cerrando temporalmente 59 fábricas e interponiendo demanda contra cientos de trabajadores por su presunta participación en la misma. Hasta 1.500 trabajadores fueron despedidos y su nombre podría figurar en una lista negra.

Tanto los propietarios de las fábricas como el Gobierno han utilizado la protesta para depurar a líderes sindicales, activistas y a todos aquellos que levantan sus voces desde sus fábricas. En un intento de intimidación, se han abierto causas penales contra cientos de trabajadores identificados y no identificados. Es inaceptable que las demandas de un salario mínimo más elevado reciban una respuesta tan drástica.

Una gran cantidad de responsables sindicales han tenido que esconderse o han huido de la zona por miedo a ser arrestados. Así mismo, las oficinas y las sedes de los sindicatos del país han tenido que cerrar sus puertas. El Gobierno ha impuesto un clima de temor y represalia en toda la actividad sindical y de sindicación de los trabajadores. Además, se niega a colaborar y negociar con sindicatos legítimos.

En tales circunstancias, el movimiento sindical internacional tiene el deber de defender los derechos sindicales básicos y tratar de conseguir la liberación los trabajadores encarcelados. Las autoridades de Bangladés son muy cuidadosas con su reputación pública a nivel mundial, ya que su economía está fuertemente condicionada por la exportación de las prendas de vestir. Confiamos por ello en que la campaña emprendida y sus distintas medidas resulten eficaces y acaben definitivamente con tan feroz represión sindical.