Las patronales del país reciben el reproche de los trabajadores y las trabajadoras por su negativa a subir salarios

Durante la mañana de hoy, 7 de octubre, se han llevado a cabo múltiples concentraciones de delegados y delegadas de UGT y CCCO en distintas sedes de asociaciones empresariales de todo el territorio nacional, siendo la madrileña sede la CEOE, en la calle Diego de León, el epicentro de las protestas, donde han acudido liderados por los dos secretarios generales de UGT y CCOO, Pepe Álvarez y Unai Sordo.

Estas concentraciones, aunque ya venían precedidas de otras tantas a propósito del bloqueo que sufren muchas mesas de negociación de convenios sectoriales, suponen un punto de inflexión en el calendario de movilizaciones convocado por UGT y CCOO bajo el lema «Salario o Conflicto», que viene a reforzar la presión sindical para que, de una vez por todas, los empresarios y empresarias de este país entiendan que con una inflación que roza el 10%, con un incremento de precios generalizado, la subida de tipos de interés y la evidencia de que muchas empresas y sectores de actividad están obteniendo importantes beneficios, repercutiendo el encarecimiento de productos y servicios en el cliente final, no es de justicia que los salarios de las personas trabajadoras estén congelados o subiendo apenas un 2,5% (recordemos que el IPC de septiembre ha sido un 9%).

El sector Servicios, principal afectado por el bloqueo de la negociación colectiva

Por todo ello, tal y como ha señalado Antonio Oviedo, Secretario General de FeSMC-UGT, «no nos dejan otra opción que ir al conflicto, especialmente en muchas actividades del sector Servicios, donde los trabajadores y las trabajadoras, y los delegados sindicales de UGT, sufren el desprecio de unos representantes empresariales que se niegan a subir salarios y boicotean, permanentemente, la negociación colectiva».

En este sentido, Oviedo ha precisado que esta situación «es especialmente sangrante en el caso de varias actividades de los Servicios donde los salarios ya andaban muy justitos» por lo que el empobrecimiento de estos trabajadores y trabajadoras por el encarecimiento del coste de la vida a causa de la inflación los sitúa en una posición muy delicada.

Si la situación no empieza a cambiar, se cierran acuerdos con incrementos salariales y cláusulas ligadas al IPC y se reparten los sacrificios (y los beneficios) para superar esta crisis inflacionaria, la conflictividad en este país irá en aumento, algo que, en estos momentos, no desea nadie pero a lo que nos abocan una parte del empresariado de este país que está muy alejado de la realidad que vivimos los trabajadores y las trabajadoras. En definitiva, de la realidad de la calle.