La situación del empleo de las mujeres con discapacidad

FeSMC-UGT, dentro del Plan de Formación Sindical en materia de Igualdad deesarrollado por la Secretaría de Igualdad y Derechos Sociales, se ha impartido el último de sus talleres hasta las próximas convocatorias ya fijadas para después del verano.

Además, la jornada celebrada ha contado con interpretación en lengua de signos, algo novedoso en la Federación, donde la Secretaría de Igualdad pone en valor para así empezar un punto de partida en lo que se refiere a una comunicación inclusiva real.

La planificación de todas las acciones formativas que se han ido desarrollando desde septiembre del 2021 hasta el día de ayer, han tenido como principal finalidad establecer un marco formativo que facilite a la totalidad de los cuadros sindicales, delegados y delegadas, la adquisición y mejora de competencias para la negociación de acuerdos colectivos en materia de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres en las empresas.

Hace no muchos años, las personas con discapacidad estaban expuestas de forma sistemática a la estigmatización y la exclusión social. En las últimas décadas aunque la situación ha evolucionado debido al cambio en la percepción y el tratamiento social que se le ha ido dando a la discapacidad, las discriminaciones continúan y una gran parte de las personas con discapacidad sigue sufriéndolas con más intensidad que el resto: las mujeres.

La jornada, en forma de webinario, ha contado con una participación de unas 80 delegadas y delegados de los distintos sectores y territorios de la Federación, contando con la colaboración y participación de las siguientes ponentes y asociaciones:

⇒ Gemma Ramón Vallecillo, Responsable del Área de Derechos Sociales de UGT Confederal, que ha abordado la perspectiva de UGT sobre la situación del empleo de las mujeres con discapacidad, aportando un amplio análisis de los efectos de la múltiple discriminación en el acceso, promoción y permanencia en el empleo que sufren las mujeres con discapacidad.

⇒ Patricia Sanz Cameo, Vicesecretaria de Igualdad, Recursos Humanos y Cultura Institucional del Grupo Social ONCE y Patrona de la Fundación CERMI mujeres, que ha abordado el derecho al trabajo de las mujeres con discapacidad, desarrollando los programas que se están llevando a cabo para favorecer la inclusión de las mujeres con discapacidad desde su Organización.

⇒ Carmen Molina Villalba, Presidenta de CEPAMA. Comité español para la promoción y apoyo de la mujer autista, aportándonos una visión realista de la situación del empleo de las mujeres con TEA.

⇒  Testimonios de mujeres con discapacidad, contando con Dori Peinade y Sonia García Romero, aportándonos una perspectiva fundamental y actual de la realidad vivida en el mundo laboral.

Algunos datos importantes a resaltar, han sido:

  • Las mujeres sufren una discriminación múltiple en el acceso al empleo, por ser mujer y por ser mujer con discapacidad. 
  • Aunque España, ha sido precursora en el ámbito europeo en la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad, y en la lucha contra la discriminación, las personas con discapacidad siguen sufriendo múltiples obstáculos a la hora de alcanzar su plena inserción laboral y social.
  • Según los últimos datos publicados por el INE, en su operación estadística “El Empleo de las Personas con Discapacidad”, el número de PCD (personas con discapacidad) en edad laboral es de 1.876.900, lo que supone una tasa de 6,2%. De ellas, el 56,83 % son hombres y el 43,17 % mujeres. La mayor parte de las personas con discapacidad en edad laboral se sitúan en el tramo de edad de 45 a 64 años.
  • Con relación a su situación laboral, una característica a destacar es que la mayoría son inactivos (65,98 %), PSD (personas sin discapacidad) el 22%, aspecto que aumenta notablemente con la edad y con el grado de discapacidad reconocido. Esto quiere decir que hay más de 1.200.000 personas con discapacidad que no trabajan, ni van a trabajar, ni tan siquiera se van a apuntar al desempleo. 
  • Por sexo, los hombres tienen una mayor tasa de empleo mientras que en las mujeres la tasa de paro es más elevada concretamente 86.385 mujeres frente a 79.339 hombres, curiosamente hay 250.000 mujeres menos en edad laboral, por lo que la condición femenina aporta aún más dificultades a la integración laboral.
  • Por tanto, mujeres con discapacidad en edad de trabajar fue de 841.300, siendo su tasa de empleo del 25,1%, (Mujeres sin discapacidad-MSD- 60,7% y los hombres sin discapacidad-HSD- 73%) lo que en números absolutos significa que, de los 18.957.500 de ocupados, en torno a 203.000 mujeres con discapacidad (MCD) tenían un empleo, por tanto, sólo 1 de cada 4 MCD, está trabajando.
  • Su tasa de paro se situó en el 24,6%, 8,7 puntos por encima de las MSD. (HCD23,4%). Es decir, la búsqueda de empleo es más prolongada en el tiempo y con menos expectativas que para los parados sin discapacidad, sin que podamos dejar de lado el hecho añadido que la mayoría son mujeres, y que a mayor antigüedad como demandante de empleo se añaden otros factores que agravan la situación como una mayor edad y una mayor permanencia como desempleado. 
  • Si atendemos a los contratos registrados con personas con discapacidad, en 2021, su peso en el total de la contratación fue del 1,56%, lo que supone una bajada respecto a 2019 del 30%. Se rompe de esta forma, con la tendencia alcista en la contratación que se había observado desde 2013, para volver a niveles similares a 2015. Y por sexo, se contrataron a 95.505 mujeres (38,44%), frente a 152.981 hombres con discapacidad (61,56%), lo que nos indica que continúa la brecha en la contratación, y que es más acusada que en las personas sin discapacidad (57% hombres a 43% mujeres).
  • Por tipo de contrato, el más utilizado, tanto en mujeres como en hombres con discapacidad, fue el eventual por circunstancias de la producción con el 36,64% del total (91.058), seguido de obra o servicio (83.241, el 33,5%). Respecto a la contratación indefinida, de los 25.201 celebrados con las personas con discapacidad, tan sólo se formalizaron 9.413 contratos indefinidos con mujeres con discapacidad.
  • Si atendemos a sus retribuciones salariales, según el INE, en su publicación “El Salario de las Personas con Discapacidad” del año 2019: las mujeres con discapacidad ganaron un 13,3% menos que sin discapacidad. Contando con una brecha salarial entre mujeres y hombres con discapacidad se situó en un 13,7%.
  • La baja calidad en la contratación de las personas trabajadoras con discapacidad no sólo se refleja en el tipo de contrato sino también en las condiciones en que se desarrolla su tarea, podemos concluir que estas personas suelen ocupar los puestos de más baja cualificación, siendo su salario un 16,1% menos que el resto de la población trabajadora.

Algunas conclusiones generales de la Jornada:

Con las cifras expuestas, podemos concluir que el año 2020, ha significado un retroceso en la inclusión laboral de las mujeres con discapacidad, y queda patente su precariedad laboral tal y como nos indica la corta duración de sus relaciones contractuales laborales.

Con las diferencias salariales, podemos concluir que ser mujer con discapacidad sigue siendo un hándicap en la inclusión laboral, en términos de igualdad, empleabilidad y calidad del empleo.

El perfil de la persona con discapacidad parada, es el de una mujer, con una discapacidad física, con estudios secundarios, del sector servicios que solicita trabajar como personal de limpieza y que lleva demandado empleo más de 12 meses.

Todos estos datos de empleo de las personas con discapacidad, nos desvelan una realidad, que, para UGT, es alarmante, y las medidas de fomento al empleo no están siendo las adecuadas. No se están realizando políticas dirigidas a la inclusión laboral de las personas con discapacidad, repercutiendo especialmente en las mujeres.

Existe un amplio y variado conjunto de impedimentos que privan a estas mujeres del pleno ejercicio de sus derechos, y los efectos de estos obstáculos se materializan en una situación de exclusión social que debemos erradicar. 

Desde el sindicato consideramos que debemos trabajar incidiendo en el reconocimiento de que la exclusión y segregación de las mujeres con discapacidad no responde de forma lógica y única a los prejuicios sociales, sino también sobre las decisiones políticas y sindicales basadas en falsas presunciones sobre la discapacidad.