Opinión

Cristóbal Esteban Rodríguez | Responsable Servicios de Prevención, Sector Oficinas y Seguros FeSMC-UGT

Cristóbal Esteban Rodríguez | Responsable Servicios de Prevención, Sector Oficinas y Seguros FeSMC-UGT

Otra forma de hacer prevención es posible

Se ha dicho que las y los profesionales del Sector de la Prevención de Riesgos Laborales son imprescindibles, que han sido esenciales durante la pandemia provocada por la aparición del Coronavirus COVID-19 y que lo siguen siendo en la actualidad, que son una de las piedras angulares sobre las que pivota el sistema de Seguridad y Salud laboral en nuestro país y que proporcionan el valor añadido del asesoramiento a la mayoría de las empresas en esta materia.

Se han hecho estas y otras apreciaciones con respecto a un colectivo que, actualmente, está formado por más de 20.000 personas trabajadoras en los Servicios de Prevención Ajenos (SPA). Lo que no se ha hecho es recoger las dificultades que tienen que asumir en el día a día de su desempeño laboral y dar visibilidad de las mismas de cara a la Sociedad.

Es conveniente en este punto recordar un poco de historia; con la segregación de la actividad preventiva de las Mutuas de Accidentes de Trabajo allá por el año 2005 y posterior venta de las Sociedades de Prevención emanadas de esa segregación (finales del 2014) principalmente a manos privadas o fondos de capital riesgo, la actividad preventiva ha sufrido un proceso de mercantilización y competencia feroz en precios para la captación de clientes, que ha repercutido directamente sobre el tiempo de dedicación y la calidad de la prestación del servicio, recortándolos ambos de manera paulatina. Naturalmente, esta diferencia entre el precio y la necesidad real de trabajo la asumen las espaldas de las personas trabajadoras de los Servicios de Prevención.

De aquellos polvos, estos lodos…

Desde un punto de vista cualitativo, resulta paradójico que, las y los profesionales de Prevención de Riesgos Laborales que trabajan en los SPA, cuyo trabajo consiste en asesorar a las empresas clientes para garantizar la Seguridad y Salud de las personas trabajadoras en nuestro país, se encuentren con que sus evaluaciones de riesgos psicosociales (cuando existen) arrojan valores de exposición superiores al 90 % (en los métodos de valoración de riesgos psicosociales se considera que la situación más desfavorable para la salud se produce cuando estos valores están por encima del 50%) en todos los factores relacionados con el ritmo de trabajo (trabajar muy rápido, ritmo de trabajo muy alto durante toda la jornada, presión de tiempo para realizar el trabajo…), con las exigencias cuantitativas del mismo (imposibilidad de acabar las tareas, retrasos en la entrega del trabajo, falta de tiempo para realizar el trabajo, distribución de tareas irregular que se acumula) o con las exigencias emocionales (situaciones de gran desgaste emocional, desgaste emocional continuado en el trabajo) que llevan indefectiblemente a la alta incidencia de bajas laborales relacionadas con la ansiedad y la depresión.

Desde un punto de vista cuantitativo, los salarios del personal del Sector son sorpresivamente bajos, hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de ellos son graduados, diplomados y/o licenciados (ingenieras/os, arquitectas/os, enfermeras/os, psicólogas/os, químicas/os, médicos…). A esto hemos de añadir la precariedad de las condiciones laborales de los profesionales del sector, 5 años de congelación salarial por el bloqueo en la negociación del anterior Convenio y la obstaculización de la negociación desde que fue denunciado el anterior en diciembre del 2018, hace ya más de 3 años…

La pandemia, una desgracia para la sociedad, ha permitido incrementar de forma exponencial la facturación y también los beneficios de las principales empresas del Sector, obteniendo en estos últimos años los mejores resultados económicos de su historia, pero, lejos de servir para impulsar un desbloqueo del marco convencional que dote de estabilidad y paz social a este sector, las patronales ASPREN, ASPA y ANEPA siguen estancando la negociación del Convenio Sectorial, planteando propuestas salariales irrisorias en el actual escenario inflacionista y de récord de beneficios empresariales. ¡Hay que hacer reparto de riqueza señoras y señores!

¿Otra forma de hacer prevención de riesgos?

Cabe hacernos la siguiente pregunta, ¿es posible otra forma de hacer prevención? En nuestra Organización creemos firmemente que sí es posible, pero este cambio pasa necesariamente porque exista la firme voluntad de los actores implicados para hacerlo realidad, por abordar los problemas subyacentes en el Sector, empezando por proporcionar un marco digno de trabajo y unas condiciones laborales saludables. No es casualidad, en este sentido, que cada vez sean más los profesionales que abandonan su profesión debido a la imposibilidad de asumir la carga tanto laboral como psicológica que supone su desempeño.

A partir de ahí, desde un marco convencional justo y equitativo, se debería de producir necesariamente una racionalización de la oferta y el mercado de precios, como una consecuencia natural del establecimiento de unas bases racionales de la capacidad de carga de cada persona trabajadora.

Hay que tener en cuenta, no obstante, que para eso también es necesario pasar por la revisión de la normativa que regula las cargas de trabajo del personal de los Servicios de Prevención que se ha demostrado farragosa, irreal e ineficaz (Orden TIN 2504/2010 y RD 843/2011).

No solo es posible otra forma de hacer Prevención, sino que se nos antoja imprescindible y más que necesaria, una forma en la que las cargas de trabajo sean racionales, asumibles y permitan desarrollar la actividad preventiva a las y los profesionales de los SPA con tiempo suficiente para hacerlo con la calidad indispensable. Pero no solo por el colectivo de profesionales de los SPA, sino también y principalmente por la totalidad de las trabajadoras y trabajadores de nuestro país que están sufriendo las consecuencias de esa forma que tenemos en la actualidad de “hacer Prevención” que sacude y amenaza la Seguridad y Salud en sus puestos de trabajo. Y eso acaba materializándose tarde o temprano, de una forma u otra, en accidentes y/o enfermedades profesionales, la lacra de la siniestralidad laboral en nuestro país.

¡Hagámoslo posible!, otra forma de hacer prevención.