Crecen los accidentes de trabajo en los sectores de Servicios, Movilidad y Consumo que constituye FeSMC-UGT

El número de Accidentes de Trabajo (AT) con baja en jornada e in itinere alcanzó, para toda la actividad económica, la cifra global de 537.971 en el año 2021, un 10,8 % más que en todo el año 2020.

La siniestralidad se incrementó en mayor proporción para el conjunto de los sectores de FeSMC-UGT[1]: el número de AT con baja fue de 226.331 en 2021, con una variación interanual del 23,6 %, 12,8 puntos porcentuales más que a nivel general.

El peso de los AT en FeSMC respecto al total también ha crecido en el último año, desde el 37,7 % que supuso en 2020 al 42,1 % de 2021.

EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE AT CON BAJA. TODOS LOS SECTORES Y FeSMC-UGT

2020-2021

Fuente: Estadística de accidentes de trabajo (MITES).

Por tipo de accidente, se registraron 187.917 en jornada y 38.414 in itinere en 2021, con un incremento del 21,1 y del 37,1 % respectivamente respecto a 2020.

EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE AT CON BAJA SEGÚN TIPO. SECTORES FeSMC-UGT

2020-2021

Fuente: Estadística de accidentes de trabajo (MITES).

Del total de AT con baja en jornada en los sectores de FeSMC-UGT, casi la mitad se concentra en los sectores de Carreteras, Urbanos y Logística y en Comercio y Grandes Almacenes, mientras que en 2020 ambos sectores acapararon el 55 %. En cambio, el peso del Sector de Oficinas y Seguros crece significativamente en el último año del 6,9 al 16,9 % (un incremento al que contribuye sobremanera la actividad de las ETT[2]).

El número de AT con baja en la jornada creció, entre 2020 y 2021 un 21,1 % en el conjunto de los sectores de FeSMC-UGT.

Los mayores incrementos se produjeron en los sectores Aéreo, Comunicaciones y Cultura, Hostelería, Restauración Social y Turismo, Limpieza y, sobre todo, en Oficinas y Seguros y en Seguridad.

No obstante, en el Sector de Carreteras, Urbanos y Logística, así como en el Sector Marítimo-Portuario y, especialmente en el Sector Financiero, se produce un descenso de los accidentes en jornada entre 2020 y 2021. 

EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE AT CON BAJA EN JORNADA. SECTORES FeSMC-UGT.

2020-2021

Fuente: Estadística de accidentes de trabajo (MITES).

 Crecen de forma significativa los accidentes con baja in itinere. En el conjunto de los sectores de FeSMC-UGT fueron 28.029 y aumentan un 37 % en 2021.

El mayor número se concentra en los sectores de Comercio y Grandes Almacenes, Hostelería, Restauración Social y Turismo y Oficinas y Seguros.

Entre 2020 y 2021 aumentan significativamente este tipo de accidentes en los sectores de Oficinas y Seguros; Seguridad ; Limpieza, Aéreo y Hostelería, Restauración Social y Turismo).

En general, todos los sectores experimentan crecimientos de AT in itinere, excepto en el Sector Marítimo-Portuario, cuyo número desciende.

EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE AT CON BAJA IN ITINERE. SECTORES FeSMC-UGT

2020-2021

Fuente: Estadística de accidentes de trabajo (MITES).

Se observa que la recuperación de la actividad y la ocupación durante 2021 ha supuesto un incremento de los accidentes de trabajo. Un incremento empujado por los déficits en la prevención y en las medidas de seguridad y salud; y que muestra su cara más amarga en el crecimiento del número de muertes. Si en 2020, en el conjunto de los sectores de FeSMC-UGT, hubo 238 accidentes con resultado de muerte, un año después la cifra ascendió a 267 personas fallecidas (un 42,2 % del total de accidentes mortales en nuestro país en 2021).

La precariedad laboral sigue siendo uno de los elementos que facilitan el aumento de la siniestralidad laboral y también uno de los factores que influye en la salud mental junto a los riesgos psicosociales. Uno de los principales objetivos que se marca la nueva reforma laboral es la reducción de la temporalidad (muy unido a la precariedad), lo que seguramente supondrá una reducción en las cifras de accidentabilidad, especialmente entre las personas más jóvenes y las mujeres, por ser los colectivos más afectados.

Pero esto no se conseguirá por sí solo, sino que debe ir acompañado de medidas de prevención, ya que sabemos que detrás de cada accidente siempre hay falta de medidas de seguridad, falta de integración de la prevención en la empresa, falta de cultura preventiva o falta de cumplimiento de la normativa.

Si después de tantos años desde la aprobación de la Ley de Prevención no se ha conseguido reducir la siniestralidad a unos mínimos razonables indica que algo se está haciendo mal. Por lo tanto, es necesario acometer una mayor inversión en prevención de riesgos laborales.

Se requiere de una mayor actuación, con más medios, recursos y especialización de la Inspección de Trabajo, al igual que una mayor presencia en las empresas del personal técnico de los diferentes Institutos Regionales de las Comunidades Autónomas.

Los Servicios de Prevención Ajenos han sido de vital importancia durante la pandemia, haciendo de los centros de trabajo lugares seguros, consiguiendo que no fueran focos principales de contagio. Deben seguir siendo considerados como servicios esenciales, ya que pueden ejercer un papel indispensable en la consecución de la salud y el bienestar laboral.

El objetivo principal de los Servicios de Prevención Ajenos no puede ser obtener el mayor beneficio económico posible y el evitar sanciones a las empresas, si no la prevención de accidentes y enfermedades profesionales, pero eso no se conseguirá si no interviene la administración pública para regular su funcionamiento. En este sentido, se tiene que legislar la ratio de personas trabajadoras/empresas que pueda asumir el personal técnico y sanitario de estos servicios de prevención para dar un servicio adecuado que permita identificar y evaluar todas las situaciones de riesgo y la detección de patologías relacionadas con el entorno laboral.

Los factores de  riesgo  a los que se encuentran expuestos los sectores de FeSMC-UGT y que pueden desencadenar una enfermedad profesional son principalmente los riesgos psicosociales y los riesgos ergonómicos con posibilidad de daños.

Son precisamente estos riesgos (ergonómicos y psicosociales) los que suelen estar menos identificados en las evaluaciones de riesgo, a diferencia de los riesgos de seguridad o higiene (más sencillos de identificar). Todo esto dificulta o  impide planificar acciones encaminadas a eliminar o reducir estos riesgos.

Es necesario para poder llegar a una correcta identificación de la EEPP, disponer de evaluaciones de riesgo específicas (de factores psicosociales y ergonómicas)  con metodología avaladas por entidades como el INSST,  en donde se identifiquen aquellos factores de riesgo, principalmente de origen psicosocial y ergonómico, que puedan generar en una EEPP y se indiquen medidas concretas, no genéricas, para evitar estos riesgos.

Estas evaluaciones específicas son imprescindibles para determinar una relación entre las tareas desarrolladas y la enfermedad producida.  Además, las medidas a adoptar, derivadas de la evaluación, pueden impedir el desarrollo de nuevas patologías de origen laboral.

Es importante que en el ámbito de los Comités de Seguridad y Salud de las empresas y en la negociación colectiva se indique la necesidad y la exigencia de la realización de las mismas.

La alta accidentabilidad en las empresas de menos de 50 personas trabajadoras se resiente de la falta de representación sindical en la pequeña empresa que impide que se conozcan y se denuncien situaciones de riesgo. Es imprescindible la creación de la figura del delegado/a territorial/sectorial, que pueda actuar en diferentes empresas en las que no exista representación sindical.

También es necesario incluir la perspectiva de género dentro de la salud laboral, lo que implica la atención a las diferencias de género en cuanto a la exposición a los riesgos, la prevención de éstos y las diferentes consecuencias que tienen para la salud. Además, este colectivo es el más afectado por la precariedad laboral. La falta de adaptación del diseño del puesto de trabajo a las características de las trabajadoras supone un mayor riesgo de sufrir trastornos musculo esqueléticos.

De igual manera, la falta de políticas de prevención que tengan en cuenta la edad y circunstancias físicas del personal impide que se realicen adaptaciones al puesto, lo que contribuye a un aumento de la enfermedad profesional en personas de mayor edad.

[1] Los datos publicados incluyen la distribución de los AT por código de la CNAE a dos dígitos. Hemos procedido a la agrupación de acuerdo a las actividades incluidas en cada sector siempre que ha sido posible. Así, no hemos podido diferenciar los datos del Sector Ferroviario, incluido en el Sector de Carreteras, Urbanos y Logística.

[2] Hay que tener en cuenta que la siniestralidad registrada en el sector de las ETT corresponde realmente a los sectores de las empresas usuarias, lo que desvirtúa el incremento del número de AT en el Sector de Oficinas y Seguros.