Opinión

Marcos Ruiz Cercas | Gabinete del Secretario General de FeSMC-UGT

Marcos Ruiz Cercas | Gabinete del Secretario General de FeSMC-UGT

Salarios de miseria fomentan vidas de miseria

Las trabajadoras y los trabajadores de determinadas actividades vinculadas al sector Servicios llevan años soportando el desprecio de asociaciones empresariales sectoriales que, permanentemente, boicotean la negociación colectiva con un objetivo prioritario: impedir cualquier mejora salarial significativa. En el actual contexto económico, esta realidad puede ser el golpe definitivo para que cientos de miles de personas caigan en la pobreza, a pesar de tener un empleo.

Según la Guía Salarial 2022 de la consultora Adecco, casi el 40% de los trabajadores y las trabajadoras de nuestro país considera que su salario está por debajo de mercado. Sería revelador saber qué porcentaje de profesionales de determinadas actividades vinculadas al sector Servicios -el que compete a nuestra federación- consideran su salario “por debajo de mercado”. Seguramente rozaríamos el 100%. Hablamos de hombres y mujeres del telemarketing, de la consultoría informática, de la restauración colectiva, de la limpieza, del servicio doméstico, de los servicios auxiliares, de las peluquerías y centros de belleza, del comercio, de grandes almacenes de alimentación, del reparto de comida a domicilio (riders), de la hostelería…

La subida del Salario Mínimo Interprofesional y la adecuación salarial de determinadas actividades gracias a la prevalencia del convenio sectorial con la nueva Reforma Laboral han generado incrementos salariales moderados en un número importante de trabajadores y trabajadoras, pero existen factores que nos llevan a considerar estas mejoras insuficientes en el actual contexto económico y segmentando el impacto sectorialmente.

El contexto

Por un lado, existe un déficit salarial histórico que sufren subsectores de actividad de los Servicios como los anteriormente señalados. Por otro, una inflación de precios desbocada (7,4% de IPC en el mes de febrero de este año -el más elevado en los últimos 30 años- mientras que los salarios en convenio tan sólo están creciendo un 2,26% según datos del mismo mes) sumado al boicot permanente a la negociación colectiva de ciertas asociaciones empresariales sectoriales.

El Banco de España pidiendo “contención salarial”. El mismo Banco de España que reconoce que los hogares más pobres han perdido el 27% de sus ingresos durante la pandemia

 

Mientras tanto, por citar una casuística diversa, los grandes banqueros (presidentes y CEOs) del IBEX elevaron su remuneración un 75% en 2021, al tiempo que destruyeron 19.000 empleos en el sector financiero. El caso más sangrante lo tenemos en CaixaBank, que pagará el 50% de sus beneficios a inversores (se van a repartir 3.500 millones de euros). La entidad alcanzó unos beneficios de 5.226 millones de euros tras la fusión con Bankia. Todo esto tras un ERE y unas condiciones laborales actualmente insufribles para la plantilla.

Por su parte, el Banco de España pidiendo “contención salarial”. El mismo Banco de España que reconoce que los hogares más pobres han perdido el 27% de sus ingresos durante la pandemia. Hogares que tienen que lidiar con los datos de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios): la factura de la luz y el gas se ha encarecido en cada hogar entre 79 y 222 euros al mes.

El Servicio de Estudios de UGT señala que “el salario medio de 2020 es inferior al de hace 20 años. Desde el año 2000 hasta hoy, el salario medio en Europa creció un 12,5% y en España retrocedió un -1,1%». Pero desde los centros de análisis y pensamiento gris de este neoliberalismo mercantilista que todo lo impregna, afirman con rotundidad que las cláusulas de revisión salarial vinculadas al IPC “son inasumibles” y generarían inseguridad en los inversores y en el mercado. Cuando lo tristemente cierto es que, según datos del Ministerio de Trabajo, sólo el 15,65% de los trabajadores asalariados cuenta con cláusulas de revisión salarial en convenio ligadas al IPC. Mientras que hace 25 años, este país tenía un 70% de convenios con cláusula de revisión salarial ligada al IPC.

Un argumento el anterior, lo de generar certidumbre en el mercado, que también les sirve para rechazar con descaro la petición del Gobierno sobre “contención en beneficios” ligado a un “pacto de rentas”, es decir, que una parte de los beneficios de las empresas se destine a reinvertir en la propia empresa (más empleo, subidas salariales, etc) y no en remunerar a los accionistas. Pero no, dicen que no: que todo lo que ganen, para los inversores. “Es el mercado, amigos”, que dijo aquél.

Señalar a los culpables

UGT intenta hacer entender al empresariado de nuestro país que es esencial incluir clausulas de revisión salarial en los convenios; no ya para que ganen poder adquisitivo los trabajadores y trabajadoras -que sería lo justo en condiciones económicas normales- sino para que no pierdan poder adquisitivo en los próximos tres años, atendiendo a las secuelas que va a dejar esta inflación de precios absolutamente desbocada que sobreviene después de una pandemia que ha causado importantes daños en la clase trabajadora.

Debemos señalar de manera muy firme a las empresas y patronales de los sectores de los Servicios que más penalizan salarialmente a los trabajadores y trabajadoras

 

Los delegados y las delegadas de los sectores de la federación de Servicios, Movilidad y Consumo de UGT acumulan un desgaste emocional y mental que tiene su causa en la dificultad extrema para lograr mejoras salariales en sus sectores. Es como golpearse permanentemente contra un muro de hormigón armado: las patronales. Y es que, cuando bajas más abajo de la CEOE -que, ciertamente, ha demostrado su capacidad para llegar a acuerdos- en la pirámide de representación empresarial, puede comprobarse que hay sectores que cuentan con patronales que no conocen el significado del concepto “relaciones laborales”.

Debemos señalar de manera muy firme a las empresas y patronales de los sectores de los Servicios que más penalizan salarialmente a los trabajadores/as. La pobreza salarial tiene culpables y hay que decir quiénes son. Porque FeSMC-UGT tiene claro que no todas las asociaciones empresariales son iguales, afortunadamente. Pero en el sector Servicios sufrimos a algunas que entienden la negociación colectiva como un instrumento para torpedear sus proyectos empresariales y su margen de beneficios. ¡Qué equivocados están!

Salarios de miseria fomentan vidas de miseria

Es necesario subir salarios de forma específica en determinadas actividades vinculadas a los Servicios. Es necesario que las asociaciones empresariales de estos sectores entiendan, de una vez por todas, que no se puede seguir creciendo en beneficios a costa de la pobreza salarial y que no podemos seguir con convenios colectivos desfasados que no responden a la realidad del momento presente. Es indecente que siempre se pretenda que sean los trabajadores y las trabajadoras los que tengan que asumir sacrificios en épocas de crisis.

Están logrando un dudoso honor:  que la pobreza salarial sea Marca España; que nos estemos convirtiendo en un país de mini-salarios, mini-jobs, mini-servicios y mini-crecimiento

 

Tienen que entender, de una vez por todas, que con salarios de miseria fomentan vidas de miseria; que están logrando un dudoso honor:  que la pobreza salarial sea Marca España; que nos estemos convirtiendo en un país de mini-salarios, minijobs, miniservicios y mini-crecimiento. Que nuestro país no puede seguir sustentando su economía en el sector Servicios a costa del sacrificio permanente de las condiciones económicas de sus profesionales. Los mismos que fueron esenciales para garantizar el bienestar de la ciudadanía durante los meses más duros de la pandemia.

Pensar que la competitividad de las empresas puede lograrse a costa de la pobreza salarial de sus trabajadores es de una estrechez de miras preocupante. Las economías de los países avanzados crecen gracias a empresas que remuneran de forma digna. Más salario es más consumo, más implicación del trabajador/a, más estabilidad económica, más crecimiento, más recursos públicos y hace a las empresas más fuertes y competitivas. Pero, ahora, además, es una cuestión de justicia social si queremos evitar el empobrecimiento general de una parte sustancial de nuestra sociedad en los tiempos duros que estamos viviendo.