Opinión

Álvaro Vicioso | Adj. Secretario de Acción Sindical de FeSMC-UGT

Álvaro Vicioso | Adj. Secretario de Acción Sindical de FeSMC-UGT

Carta abierta a Francisco Marhuenda, director del diario La Razón

Una vez más estamos ante esa idea tramposa y clasista de la derecha que considera que si eres de izquierdas, progresista, no puedes (o debes) acceder a ciertos productos o servicios (y si lo haces, que sean de saldo, a granel, de oferta, de marca blanca o, directamente, del mercadillo de tu pueblo).

Hoy he reflexionado… Como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad.

El pasado 23 de enero, el diario La Razón publicó una “interesante” noticia de investigación que llevaba por título: “Pepe Álvarez, secretario general de UGT, sucumbe a los gustos de los ricos”, firmada por la redactora Lidia López, donde se ataca el “pecado” del compañero Álvarez de llevar un pañuelo al cuello que, supuestamente, cuesta 70 euros.

Mi reflexión va dirigida, no a la periodista en cuestión, sino al director del periódico, Francisco Marhuenda, máximo responsable de lo que en él se publica.

Señor Marhuenda, tengo 45 años y una importante responsabilidad en el sindicato al que usted alude en su diario, la Unión General de Trabajadores; sí, lo reconozco. Nadie es perfecto.

He de reconocerle en esta confesión escrita, por si quiere publicarlo también en su diario, que cualquiera de los cuatro anillos que llevo en mis dos manos cuestan bastante más que el pañuelo de mi secretario general, Pepe Álvarez, que usted critica por “sucumbir a los gustos de los ricos”. Una vez más estamos ante esa idea tramposa y clasista de la derecha que considera que si eres de izquierdas, progresista, no puedes (o debes) acceder a ciertos productos o servicios (y si lo haces, que sean de saldo, a granel, de oferta, de marca blanca o, directamente, del mercadillo de tu pueblo).

Uno de estos anillos fue de mi padre, fallecido de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), enfermedad “rara” cuyo presupuesto para investigación, por cierto, recortó drásticamente el presidente Rajoy, siendo usted cercano colaborador suyo por aquél entonces. Los otros son regalo de mi novia, pagados en largos plazos en unos grandes almacenes, para contribuir así al beneficio del sector comercio e, incluso, del financiero.

Todos estos dispendios personales de este humilde dirigente sindical que firma esta carta y que ha sucumbido también a “los gustos de los ricos” los cubro con mi salario mensual que supera escasamente los 950 euros que fija el Salario Mínimo Interprofesional; una cantidad, por cierto, que su diario tan gravemente critica, al suponer éste para la economía de nuestro país y la competitividad de las empresas algo tan dañino como las siete plagas bíblicas. Me imagino que la empresa editora de su diario le retribuye a usted de manera suficiente y no por ello estará en riesgo la viabilidad de su periódico. Desde nuestro sindicato abogamos, también, porque todos los trabajadores y trabajadoras de este país tengan, al menos, un mínimo salarial que pueda ser calificado de digno. En este sentido, ya le avanzo que aún queda camino por recorrer.

Al leer su interesante noticia hace días respecto al compañero Pepe Álvarez, no pude evitar recordar los ataques que recibí hace años cuando, desde UGT conseguimos incrementos salariales en negociación colectiva para las trabajadoras del precarizado sector contact center (también llamado telemarketing). En esa ocasión, fue un sindicato de corte anarquista el que reflejó en sus comunicados como interesante crítica hacia mi persona “que fumaba puros e iba en moto”. Efectivamente, cierto, sigo fumando puros toscanos (salen bien económicos) y me desplazo por ciudad con ciclomotor. No tengo vehículo porque mi escasa nómina no me permite más (tengo a mi madre dependiente, con eso lo digo todo).

Señor Marhuenda, le tengo por una persona ilustrada, por eso me permito recordarle que la burla es el medio que emplea el ignorante acomplejado para sentirse sabio. Al igual que los mileuristas tenemos “gustos de ricos”, le recomiendo practicar el mayor gusto que tenemos los de abajo, la humildad y la ética. Siéntase libre de utilizarlas a diario.

Suyo y de la causa obrera, le saludo atentamente.