Opinión

Patricia Puerto | Secretaría de Igualdad de FeSMC-UGT

Patricia Puerto | Secretaría de Igualdad de FeSMC-UGT

La violencia machista solo se combate con la igualdad de género

Después de este último triple asesinato, seguido del asesinato de otra mujer al día siguiente y el grito desgarrador de una niña pidiendo ayuda “por favor, salven a mi mamá” al presenciar el homicidio de su madre, nos llevamos las manos a la cabeza y nos volvemos a preguntar qué es lo que está (sigue) pasando.

Aunque algunos partidos políticos sorprendentemente aun no lo tengan claro, confundan términos e incluso lo nieguen, la violencia contra las mujeres existe, es global y estructural, y es producto de un sistema social de dominación patriarcal. Así de simple y complicado. No hay más, ni menos. La desigualdad de género se produce de los hombres hacia las mujeres. No lo dice la izquierda de nuestro país, lo dicen, explican y exponen las Organizaciones Internacionales. Las expertas en la materia. Llevan décadas trabajando en ello.

Dicho esto y animando a la extrema derecha de nuestro país a que solamente se documente para hablar del tema, me viene a la cabeza una vieja amiga de la UGT, que nos decía “la igualdad se aprende ejerciéndola” en la añorada escuela de mujeres dirigentes de la UGT allá por el 2007.

Y es esto exactamente lo que tenemos que aprender, aprender a integrar en nuestro día a día esa igualdad, o más bien desaprender esa desigualdad que todos y todas, especialmente, palpamos. El chiste machista fácil del compañero, la imagen compartida por WhatsApp de la chica desnuda, la miradita a esa que “va provocando”, la interrupción constate a la compañera que habla, ese “hola cielo” en el ascensor. Vamos, esas actitudes machistas que no reconocemos como tal y que hemos etiquetado como “micromachismos”

Hablamos de políticas de igualdad desde hace ya varias décadas, ¿pero, sabemos integrarlas en nuestro hacer? ¿Tenemos presente que integrarlas supone un coste social y personal?

La violencia extrema contra las mujeres es la máxima expresión de la desigualdad. Ese pico de la gráfica que hace que nos recorra un escalofrío por la nuca cuando nos cuentan lo ocurrido, lo más cruel. Pero para llegar al pico de la cumbre hay que recorrer todo un camino.

Ese machismo que pasa casi desapercibido en nuestras jornadas, es el perfecto caldo de cultivo para los asesinatos machistas. El crimen se fragua en las cumbres de la desigualdad.

Las mujeres y las niñas nos estamos empoderando, llevamos siglos hablando, reflexionando, estudiando el porqué y el para qué de este sistema de dominación patriarcal. Buscando soluciones, dando charlas, talleres, creando material de difusión, guías, puntos violetas, haciendo huelgas.

Pero, ¿y los hombres? ¿Y los niños? ¿Se están empoderando ellos en igualdad? ¿Entienden verdaderamente en que consiste aquella campaña que se lanzó hace años indicando que El Machismo Mata?

Los asesinatos machistas no cesaran (desde 2003 van más de 1.000) si no somos capaces de entender, integrar y consolidar la igualdad en nuestro día a día, en nuestras casas, con nuestros compañeros de mesa, con nuestros niños y niñas. Parece fácil pero no lo es.

Toca aprender de las que saben, leer, escuchar, reeducarse.

Toca dotar de transversalidad de género a las empresas sí, pero también a los sindicatos, a la política y desde luego a nuestras vidas. Solo así, los asesinatos cesaran.