El Gobierno tiene que revertir la reforma laboral porque el barniz social a sus políticas no tapará la debacle del empleo

No es de recibo que Guindos marque líneas rojas y de nuevo se obvie el diálogo social.

​La reforma laboral ha facilitado el despido, ha destruido empleos, ha precarizado las condiciones de trabajo y ha devaluado los salarios. Estas han sido, según Gonzalo Pino, Secretario de Política Sindical de UGT, algunas de las la principales consecuencias de la reforma laboral que aprobó de forma unilateral el Gobierno del PP en febrero de 2012 y sobre la que el ministro de Economía, Luis de Guindos, parece haber trazado una línea roja de cara a la negociación.

No es de recibo en que en esta nueva etapa política, en la que la negociación y el acuerdo deberían presidir las relaciones políticas, institucionales, y laborales, se intente obviar de nuevo, como en etapas anteriores, el diálogo con los interlocutores sociales y se fije otra vez, de forma unilateral, el marco de relaciones laborales. El barniz social que el PP intenta dar a sus políticas económicas no es suficiente para tapar la debacle que se está provocando en el mercado laboral y que va a hipotecar el futuro de generaciones de trabajadores y trabajadoras.

El Gobierno tiene que revertir no solo la reforma laboral, sino también las formas de actuar y ofrecer una voluntad real de negociación para, desde el diálogo social, restituir a los trabajadores y a las trabajadoras su derecho a la negociación colectiva y a negociar y defender sus intereses en el seno de las empresas.

Algunos estudios de carácter internacional ya están advirtiendo sobre el debilitamiento provocado en los sistemas de negociación colectiva de muchos países y sus repercusiones en el empobrecimiento de grandes capas de la población trabajadora, que han perdido condiciones de vida y expectativas de mejora para el futuro, cuestiones que se han sumado a otros factores y se están traduciendo en decisiones electorales inesperadas sobre la gobernabilidad de los Estados y la comunidad internacional.

“Es necesario derogar ésta reforma laboral –también la de 2010- y especialmente las medidas de negociación colectiva que han permitido a las empresas libremente establecer condiciones de trabajo que revocan el derecho constitucional de los trabajadores a la negociación colectiva y a los derechos de información, consulta y participación en la empresa”, afirma Gonzalo Pino. “Y negociar una regulación más justa y equitativa para cuestiones como la movilidad geográfica de los trabajadores, los procedimientos en materia de suspensión y reducción de jornada, o los mecanismos vigentes para el establecimiento y modificación de las condiciones de trabajo (clasificación profesional, movilidad funcional, jornada de trabajo, distribución irregular de la jornada, inaplicación de condiciones salariales, etc…)